Los seres humanos juran por alguien superior a ellos mismos. De este modo, el juramento, al confirmar lo que se ha dicho, pone punto final a toda discusión.
Hermanos en la fe, voy a ponerles un ejemplo. Cuando una persona hace un pacto con otra y ese pacto ha sido confirmado, nadie puede anularlo. No se puede anular ni añadirle nada nuevo.