Hermanos en la fe, voy a ponerles un ejemplo. Cuando una persona hace un pacto con otra y ese pacto ha sido confirmado, nadie puede anularlo. No se puede anular ni añadirle nada nuevo.
Si lo que Dios nos ha dado lo recibiéramos por obedecer la Ley, entonces no sería por cumplir una promesa. Pero Dios se lo prometió a Abraham sin pedir nada a cambio.