Han olvidado las palabras de aliento que Dios da a sus hijos: «Hijo mío, no desprecies la disciplina del Señor, ni te desanimes cuando te castigue.
Yo reprendo y disciplino a todos los que amo. Por lo tanto, toma esto en serio y arrepiéntete.
Pero, si el Señor nos disciplina, lo hace para que no seamos castigados con el mundo.
Dichoso el que no deja de creer en medio de las dificultades. Porque, al salir victorioso, recibirá la corona de la vida. Este es el premio que Dios ha prometido a quienes lo aman.
La corrección que soportan es para que sean mejores, pues Dios los está tratando como a hijos. No hay un hijo a quien el padre no discipline.
No está aquí; ¡ha resucitado! Recuerden lo que les dijo cuando todavía estaba con ustedes en Galilea:
Entonces ellas se acordaron de las palabras de Jesús.
No nos cansemos de hacer el bien, porque, si no nos damos por vencidos, a su debido tiempo Dios nos dará recompensa.
Mira por ejemplo a Himeneo y Alejandro. Ellos ofendieron a Dios, así que los he entregado a Satanás, para que aprendan la lección.
Hermanos en la fe, les ruego que reciban bien estos consejos, ya que les he escrito brevemente.