Tan terrible era este espectáculo que Moisés dijo: «Estoy temblando de miedo».
Al verlo, caí a sus pies como muerto; pero él, poniendo su mano derecha sobre mí, me dijo: «No tengas miedo. Yo soy el Primero y el Último,
Solo nos queda una terrible espera de juicio. Es decir, el fuego ardiente que ha de devorar a los adversarios de Dios.