Por la fe José, poco antes de morir, anunció que los israelitas saldrían de Egipto. Incluso dio instrucciones acerca de qué hacer con sus huesos.
Sus restos fueron llevados a Siquén. Los pusieron en la tumba que, a buen precio, Abraham había comprado a los hijos de Jamor en Siquén.
Tenían un aspecto glorioso y hablaban de la partida de Jesús, que él estaba por llevar a cabo en Jerusalén.