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Referencias Cruzadas

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Hebreos 10:19

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Así que, hermanos en la fe, tenemos plena libertad para entrar en el Lugar Santísimo. Esto es posible por medio de la sangre que Jesús derramó en la cruz.

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20 Referencias Cruzadas  

Pues gracias a lo que él hizo podemos acercarnos al Padre por medio de un mismo Espíritu.

Cristo entró una sola vez y para siempre en el Lugar Santísimo. No entró con sangre de chivos y toros, sino con su propia sangre. Así logró para nosotros una liberación eterna.

Así que acerquémonos con confianza al trono de Dios, pues allí, aunque no lo merecemos, encontraremos amor. Allí recibiremos misericordia y hallaremos que su amor inmerecido nos ayuda en el momento que más lo necesitemos.

Gracias a él, por medio de la fe, disfrutamos de libertad y confianza para acercarnos a Dios.

También por medio de la fe en él, Jesucristo nos acerca al amor de Dios. Y ese amor es firme. Así que nos gozamos, porque tenemos la esperanza de compartir la gloria de Dios.

Así que seamos agradecidos, pues estamos recibiendo un reino que no se puede mover. Que esa gratitud nos haga adorar a Dios con humildad y obediencia, como a él le agrada,

Ese amor llega a su perfección cuando vivimos en este mundo tal como vivió Jesús. Por eso, en el día del juicio podremos presentarnos con toda confianza.

Y el Espíritu, que Dios les ha dado, no los hace otra vez esclavos del miedo. Al contrario, el Espíritu los adopta como hijos y les permite decirle a Dios: «¡Abba! ¡Padre!».

Pues Dios no nos ha dado su Espíritu para que vivamos con timidez, sino con poder, amor y dominio propio.

Tras la segunda cortina estaba la parte llamada el Lugar Santísimo.

Por eso puede salvar por completo a los que se acercan a Dios por medio de él. Y puede hacerlo porque vive para siempre, y nunca dejará de hablar a Dios en favor de ellos.

Hermanos en la fe, Dios los ha llamado a ustedes para que formen parte de su pueblo santo. Por eso, pongan su atención en Jesús, a quien reconocemos como apóstol y sumo sacerdote.

Cristo, como Hijo de Dios, es obediente al guiar al pueblo de Dios que somos nosotros. Y continuaremos siendo su pueblo si nos mantenemos seguros y confiando con orgullo en nuestra salvación.

Y, cuando los pecados han sido perdonados, ya no hace falta otro sacrificio por el pecado.

Así que no pierdan la confianza, porque esta será grandemente recompensada.




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