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Referencias Cruzadas

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Hebreos 1:2

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Pero en estos días finales nos ha hablado por medio de su Hijo. A este lo hizo heredero de todo, y por medio de él creó el universo.

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70 Referencias Cruzadas  

Pero para nosotros no hay más que un solo Dios. Él es el Padre, quien creó todo, y para él vivimos. Y no hay más que un solo Señor, es decir, Jesucristo. Dios todo lo creó por medio de él, y gracias a él vivimos.

Por medio de él todas las cosas fueron creadas. Sin él, nada de lo creado llegó a existir.

Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Hemos visto su gloria, la gloria del Hijo único del Padre. Y estaba lleno de amor y de verdad.

Dios eligió a Cristo desde antes de la creación del mundo. Pero, para el bien de ustedes, Cristo se apareció en estos últimos tiempos.

Jesús se acercó entonces a ellos y les dijo: ―Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra.

Jesús sabía que el Padre había puesto todas las cosas bajo su dominio. También sabía que había salido de Dios y a él volvía.

Mientras estaba aún hablando, apareció una nube luminosa que los envolvió, de la cual salió una voz que dijo: «Este es mi Hijo amado; estoy muy contento con él. ¡Escúchenlo!».

Por la fe creemos que el universo fue formado por la palabra de Dios. Así que lo que ahora se ve salió de lo que no se veía.

Y, si somos hijos, somos herederos de Dios. Herederos junto con Cristo, pues, si ahora sufrimos como él sufrió, también compartiremos su gloria.

»Pues tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.

Pero Jesús se quedó callado. Así que el sumo sacerdote insistió: ―Te ordeno en el nombre del Dios viviente que nos digas si eres el Cristo, el Hijo de Dios.

Pero, cuando los labradores vieron al hijo, se dijeron unos a otros: “Este es el heredero. Matémoslo, para quedarnos con su herencia”.

Aunque era Hijo, mediante el sufrimiento aprendió a obedecer.

Según ese plan, llegado el tiempo preciso, Dios pondría todas las cosas, tanto las del cielo como las de la tierra, bajo la autoridad de Cristo.

No se sabe nada de quién es su padre ni su madre ni sus antepasados. Tampoco se sabe nada del comienzo y fin de su vida. Por eso se parece al Hijo de Dios, que permanece como sacerdote para siempre.

Si eso fue así, entonces ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? Esta salvación fue anunciada primeramente por el Señor, y los que la recibieron nos confirmaron que era verdad.

Porque, Dios jamás le ha dicho a un ángel lo siguiente: «Tú eres mi Hijo; hoy mismo me he convertido en tu Padre». Y, en otro lugar de las Escrituras, dice: «Yo seré su Padre, y él será mi Hijo».

También me encargó explicarles cómo es que Dios, el creador de todas las cosas, cumple su plan, el cual mantuvo en secreto muchísimo tiempo.

Pero, cuando llegó la fecha indicada, Dios envió a su Hijo, quien nació de una mujer y bajo la autoridad de la Ley.

Dios envió su mensaje al pueblo de Israel. Les anunció la buena noticia de la paz por medio de Jesucristo, que es el Señor de todos.

Ya no los llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo que hace su amo. Los he llamado amigos, porque todo lo que le oí decir a mi Padre se lo he dado a conocer a ustedes.

Ellos les decían: «En los últimos tiempos habrá burladores que vivirán según sus malos deseos».

Pero, cuando resucitó, a través del poder del Espíritu Santo, quedó demostrado que era Hijo de Dios. Él es Jesucristo nuestro Señor.

»“Sucederá que en los últimos días —dice Dios— derramaré mi Espíritu sobre todas las personas. Los hijos y las hijas de ustedes profetizarán. Los jóvenes tendrán visiones y los ancianos tendrán sueños.

Pues tú le has dado autoridad sobre toda persona para que él les dé vida eterna a todos los que le has dado.

Todo cuanto tiene el Padre es mío. Por eso les dije que el Espíritu tomará de lo mío y se lo dará a conocer a ustedes.

»Le quedaba todavía uno, su hijo amado. Por último, lo mandó a él, pensando: “¡A mi hijo sí lo respetarán!”.

Comienzo de la buena noticia de Jesucristo, el Hijo de Dios.

Ante todo, deben saber que en los últimos días vendrá gente que vivirá de acuerdo con sus malos deseos. Andarán preguntando, en son de burla:

Pero, cuando habla del Hijo, dice: «Tu trono, oh Dios, permanece para siempre, y tu gobierno es un reino de justicia.

Si Cristo hubiera tenido que hacer lo mismo, habría sufrido muchas veces desde la creación del mundo. Al contrario, ahora, al final de los tiempos, se ha presentado una sola vez y para siempre. De este modo, por medio de su propio sacrificio, acabó con el pecado.

Hubo entonces una discusión entre los discípulos de Juan y un judío acerca de las ceremonias de purificación.

Y una voz del cielo decía: «Este es mi Hijo amado; estoy muy contento con él».

y el enemigo que la siembra es el diablo. La cosecha es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.

Pero aquellos labradores se dijeron unos a otros: “Este es el heredero. Matémoslo, y la herencia será nuestra”.

El que era la luz ya estaba en el mundo. El mundo fue creado por medio de él, pero el mundo no lo reconoció.

Pues así como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le ha dado al Hijo el poder de tener vida en sí mismo.

Y le ha dado autoridad para juzgar, ya que es el Hijo del hombre.

Y sabemos que a Moisés le habló Dios; pero de este no sabemos ni de dónde salió.

Más bien, hablamos de un secreto de la sabiduría de Dios. Es decir, hablamos del plan que él mantenía en secreto y que desde antes de la creación del mundo decidió revelar para nuestra gloria.

Cristo, como Hijo de Dios, es obediente al guiar al pueblo de Dios que somos nosotros. Y continuaremos siendo su pueblo si nos mantenemos seguros y confiando con orgullo en nuestra salvación.

En Jesús, el Hijo de Dios, tenemos un gran sumo sacerdote que ha atravesado los cielos. Por eso, sigamos confiando firmemente en la noticia que anunciamos.

De hecho, la Ley nombra sumos sacerdotes a hombres débiles. Pero el juramento, que es posterior a la Ley, nombra sumo sacerdote al Hijo, quien ha sido hecho perfecto para siempre.

Si Dios recibe gloria por él, Dios le dará gloria al Hijo. Y lo hará muy pronto.




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