Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes. De hecho, esta es la enseñanza de la Ley y de los Profetas.
Amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más importante que todas las ofrendas quemadas y los sacrificios.
Me asombra que ustedes se hayan alejado de Dios tan pronto y hayan aceptado un mensaje distinto al de la buena noticia. Fue Dios quien los llamó, y los llamó porque los ama, aunque no merecían el amor de Cristo.