¡Cómo quisiera estar ahora con ustedes y hablarles de otra manera! Porque lo que están haciendo me tiene confundido.
No encontramos palabras para dar suficientes gracias a nuestro Dios por ustedes. Nos han dado una gran alegría delante de él.
porque Herodes temía a Juan y lo protegía. Sabía que era un hombre justo y santo. Cuando Herodes oía a Juan, se quedaba muy confundido, pero lo escuchaba con gusto.
Pasamos dificultades, pero no nos desanimamos. Tenemos preocupaciones, pero no perdemos la calma.