Por eso Dios ha hecho un nuevo pacto con nosotros por medio de Cristo. Pues él ha muerto para liberarnos de los pecados cometidos bajo el primer pacto. Así ha hecho posible que los llamados por Dios reciban la salvación eterna que les había prometido.
Pero el trabajo sacerdotal que Jesús ha recibido es superior al de ellos. De igual manera, el pacto que Dios ha hecho con nosotros por medio de Jesús es superior al antiguo, ya que se basa en mejores promesas.
Han llegado hasta Jesús, y por medio de él Dios ha hecho un nuevo pacto con ustedes. Y todo gracias a la sangre que él derramó al morir. Esa sangre es mejor que la de Abel, porque su sangre pide venganza, pero la de Jesús ofrece perdón.
Lo que quiero decir es esto: La Ley, que vino cuatrocientos treinta años después, no elimina el pacto que Dios ya había confirmado. Si lo hubiera hecho, la promesa no tendría valor.
Herodes estaba furioso con los de Tiro y de Sidón. Por eso, algunos de ellos se pusieron de acuerdo y se presentaron ante él. Se ganaron el favor de Blasto, camarero del rey, y por medio de él pidieron paz. Y es que Tiro y Sidón compraban sus alimentos en el país del rey Herodes.