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Referencias Cruzadas

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Gálatas 2:2

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Fui porque Dios me había mostrado que debía hacerlo. Allí me reuní en privado con los que eran reconocidos como dirigentes. Entonces les expliqué el mensaje de la buena noticia, el cual predico entre los que no son judíos. Quería contarles lo que hacía, para que todo mi esfuerzo no fuera inútil.

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26 Referencias Cruzadas  

En cuanto a los que eran reconocidos como personas importantes, ellos no le agregaron nada nuevo al mensaje que predico. La verdad, no me interesa si son o no gente importante, porque Dios no juzga por las apariencias.

porque siguen confiando firmes en el mensaje que da vida. Así, el día que Cristo vuelva me sentiré orgulloso de que mi trabajo por ustedes no fue inútil.

Por eso, cuando ya no pude soportarlo más, mandé a Timoteo para saber si ustedes seguían confiando en Jesús. Tenía miedo de que el diablo los hubiera tentado a hacer lo malo y que nuestro trabajo con ustedes hubiera sido inútil.

En efecto, Santiago, Pedro y Juan, que eran considerados líderes importantes, reconocieron que Dios, aunque yo no lo merecía, me escogió. Entonces nos dieron la mano a Bernabé y a mí aceptándonos como compañeros. Y acordamos que nosotros iríamos a los no judíos y ellos a los judíos.

Así que yo no me esfuerzo inútilmente; yo lucho con el premio en mente.

En cambio, nosotros predicamos de la muerte de Cristo en la cruz. Para los judíos este mensaje es una ofensa y para los no judíos es una locura.

¿No saben que en una carrera todos los corredores compiten, pero solo uno obtiene el premio? La vida cristiana es como una carrera, así que, corran, para que tengan su premio.

Me propuse más bien olvidarme de muchas cosas y solo hablarles de lo que Jesucristo hizo en la cruz.

Todos los reunidos guardaron silencio para escuchar a Bernabé y a Pablo. Los escucharon contar los milagros y maravillas que Dios había hecho por medio de ellos entre los que no son judíos.

Al llegar a Jerusalén, fueron muy bien recibidos por la iglesia, los apóstoles y los líderes. Luego Pablo y Bernabé les informaron de todo lo que Dios había hecho por medio de ellos.

Recíbanlo como se merece un servidor del Señor, con toda alegría. Traten con honor a los que son como él.

me reveló a su Hijo para que yo hablara de él entre los no judíos. Cuando él me llamó no le pedí a nadie su opinión.

A la noche siguiente, el Señor se apareció a Pablo y le dijo: «¡Ánimo! Así como has hablado de mí en Jerusalén, es necesario que lo hagas también en Roma».

Una noche el Señor le dijo a Pablo en una visión: «No tengas miedo; sigue hablando y no te calles,

Pero estaba allí un fariseo llamado Gamaliel, que era un maestro de la Ley muy respetado por todo el pueblo. Él se puso de pie en el tribunal y mandó que hicieran salir por un momento a los apóstoles.

»Los envío como ovejas en medio de lobos. Por tanto, sean astutos como serpientes y sencillos como palomas.

Esto provocó un desacuerdo y una seria discusión de Pablo y Bernabé con ellos. Entonces la iglesia decidió que Pablo y Bernabé, junto con algunos otros creyentes, subieran a Jerusalén. Los enviaron para tratar este asunto con los apóstoles y los líderes de esa ciudad.

Por lo tanto, Dios no nos elige porque nosotros lo queramos o porque nos esforcemos. Dios elige a quien él quiere mostrarle su misericordia.

Me veo obligado a hablar bien de mí mismo, aunque nada se gane con ello. Les contaré de las visiones y revelaciones que el Señor me ha dado.

Me asombra que ustedes se hayan alejado de Dios tan pronto y hayan aceptado un mensaje distinto al de la buena noticia. Fue Dios quien los llamó, y los llamó porque los ama, aunque no merecían el amor de Cristo.

No la recibí ni la aprendí de ninguna persona, sino que Jesucristo me la reveló.

Ustedes iban por buen camino. ¿Quién los estorbó para que dejaran de seguir la verdad?

Me he esforzado, como quien pelea una buena batalla o termina una carrera. Y, al final, he mantenido la fe en Cristo.

¡Estamos rodeados de una gran cantidad de testigos! Nos miran como si estuviéramos en una carrera. Por tanto, eliminemos de nuestra vida el pecado, que es como un peso que nos estorba para correr y se nos enreda en los pies. Corramos sin descanso la carrera que tenemos por delante.




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