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Referencias Cruzadas

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Filipenses 1:7

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Y está bien que yo piense así de todos ustedes porque los llevo en el corazón. Dios me dio el inmerecido privilegio de anunciar la buena noticia, y ustedes me han ayudado a hacerlo. Lo han hecho mientras he estado en la cárcel o he tenido que defender y confirmar la buena noticia.

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34 Referencias Cruzadas  

No digo esto para criticarlos. Ya les he dicho que ustedes ocupan un lugar especial en nuestro corazón y que con ustedes viviríamos o moriríamos.

pues ustedes han ayudado a anunciar la buena noticia desde el primer día hasta ahora.

por la que sufro en gran manera, hasta el punto de llevar cadenas como un criminal. Pero la palabra de Dios no está encadenada.

Yo, Pablo, escribo este saludo de mi puño y letra. Recuerden que estoy preso. Que el amor inmerecido de Dios llene sus vidas.

Sin embargo, han hecho bien en apoyarme en mis dificultades.

Dios me envió a anunciar esa noticia, y por eso ahora estoy preso. Oren para que hable con valentía, como debo hacerlo.

Yo, Pablo, estoy preso por anunciar el mensaje de Cristo Jesús, y lo he hecho por el bien de ustedes los no judíos.

Lo único que sé es que en todas las ciudades el Espíritu Santo me asegura que me esperan prisiones y sufrimientos.

Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a nuestros hermanos en la fe. El que no ama sigue controlado por el reino de la muerte.

Además, considero que es mi obligación refrescarles la memoria. Por eso, lo haré mientras viva en esta habitación pasajera que es mi cuerpo.

Al contrario, alégrense de compartir los sufrimientos de Cristo. Pues, cuando Cristo aparezca en su gloria, la alegría de ustedes será inmensa.

Hermanos en la fe, Dios los ha llamado a ustedes para que formen parte de su pueblo santo. Por eso, pongan su atención en Jesús, a quien reconocemos como apóstol y sumo sacerdote.

Así que no te avergüences de hablar acerca de nuestro Señor, ni tampoco de mí, que por anunciar su mensaje estoy preso. Al contrario, tú también, con el poder de Dios, debes soportar sufrimientos por anunciar la buena noticia.

Todos ustedes conocen al Señor y eso da luz a su entendimiento, como en pleno día. Nuestro entendimiento no está en la oscuridad, como en oscura noche.

Oren además por nosotros para que Dios nos abra la oportunidad de anunciar el mensaje del plan que Dios mantenía en secreto, que es Cristo, y por el cual estoy preso.

Por eso yo, que estoy preso por servir al Señor, les ruego que se porten bien, como gente que Dios ha llamado a ser parte de su pueblo.

Gracias a lo que Cristo Jesús hizo por nosotros, ya no importa si estamos o no circuncidados. Lo que importa es creer en Cristo y que esa fe nos lleve a amar a los demás.

Pues lo que Cristo ha hecho en sus vidas todos lo pueden ver, y saben que fue gracias al mensaje que nosotros les anunciamos. Así que ustedes son nuestra carta de recomendación, escrita en nuestro corazón.

Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

Todo esto lo hago por causa del mensaje de la buena noticia, para ser parte de sus frutos.

El comandante se abrió paso, lo arrestó y ordenó que lo sujetaran con dos cadenas. Luego preguntó quién era y qué había hecho.

Tengo algo que decirles a los líderes de ustedes. Lo digo yo, que también soy uno de los líderes de la iglesia. Además, soy testigo de los sufrimientos de Cristo y, cuando él nos muestre toda su gloria, yo tendré mi parte. Esto es lo que les ruego:

Queridos hermanos en la fe, quiero que sepan que, en realidad, lo que me ha sucedido ha ayudado a que la buena noticia siga anunciándose.

Es más, los soldados que vigilan el palacio, y todos los demás, saben que estoy preso por servir a Cristo.

Gracias a mis cadenas, ahora la mayoría de los hermanos en la fe tienen más confianza en el Señor y se han atrevido a anunciar sin temor el mensaje.

Pero ustedes conocen la buena conducta de Timoteo, que ha servido conmigo en el anuncio de la buena noticia. Me ha ayudado como un hijo ayuda a su padre.

Y a ti, mi fiel compañero, te pido que ayudes a estas mujeres que han luchado a mi lado en el anuncio de la buena noticia. Han luchado junto con Clemente y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.

Y ustedes mismos, filipenses, saben que así es. Pues en el principio de la predicación de la buena noticia, cuando salí de Macedonia, ninguna iglesia me ayudó. Solo ustedes fueron parte de la bendición de dar y recibir.

Yo hubiera querido retenerlo para que me sirviera en tu lugar mientras estoy preso por anunciar la buena noticia.




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