Biblia Todo Logo
Referencias Cruzadas

- Anuncios -




Efesios 6:5

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Esclavos, obedezcan a sus amos acá en la tierra. Obedezcan con profundo respeto, y no por obligación. Háganlo como si estuvieran obedeciendo a Cristo.

Ver Capítulo Copiar

27 Referencias Cruzadas  

Esposas, obedezcan a sus esposos como al Señor.

Les bastará ver la buena conducta y el respeto de sus esposas.

Ya no lo recibas como a un esclavo, sino como algo mejor: como a un hermano querido. Él es muy especial para mí, pero mucho más para ti, como persona y como hermano en el Señor.

Mis queridos hermanos en la fe, ustedes siempre han obedecido. Y, así como lo han hecho en mi presencia, háganlo mucho más ahora en mi ausencia. Por eso les pido que con todo respeto y amor a Dios vivan demostrando que son salvos.

Para nosotros, es motivo de satisfacción el saber que no hemos hecho nada malo. Nos hemos comportado en el mundo, y especialmente entre ustedes, con la honestidad y sinceridad que vienen de Dios. Y lo hemos logrado gracias al amor inmerecido de Dios, y no gracias a nuestra sabiduría humana.

Pues el que era esclavo cuando el Señor lo llamó es ahora libre gracias al Señor. Del mismo modo, el que era libre cuando fue llamado es ahora un esclavo de Cristo.

Pues yo mismo soy un hombre que obedezco órdenes superiores y, además, tengo soldados bajo mi autoridad. Le digo a uno “ve”, y va, y al otro “ven”, y viene. Le digo a mi siervo “haz esto”, y lo hace.

»Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. Ustedes no pueden servir a la vez a Dios y a las riquezas.

Que el amor inmerecido de Dios llene a todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor eterno.

Ahora Tito les tiene aún más cariño, pues recuerda que todos ustedes fueron obedientes y lo recibieron con muchísimo respeto.

Es más, cuando me presenté ante ustedes, me sentía sin importancia y temblaba de miedo.

No dejaban de reunirse unánimes en el Templo ni un solo día. De casa en casa partían el pan y compartían la comida con alegría y generosidad.

»El ojo es la lámpara del cuerpo. Por tanto, si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz.

Desearía yo mismo ser maldecido y separado de Cristo por el bien de mi propio pueblo, los de mi propia raza.




Síguenos en:

Anuncios


Anuncios