Así que seamos agradecidos, pues estamos recibiendo un reino que no se puede mover. Que esa gratitud nos haga adorar a Dios con humildad y obediencia, como a él le agrada,
él también los eligió como piedras vivas, con las cuales se está edificando ese templo espiritual. En ese templo ustedes llegan a ser sacerdotes elegidos por Dios, para ofrecer sacrificios espirituales, los cuales Dios acepta por medio de Jesucristo.
Pero, si una viuda tiene hijos o nietos, que estos aprendan primero a cumplir sus obligaciones con su propia familia. Así como los padres y abuelos cuidaron de ellos, ahora ellos deben cuidar a sus viudas, porque eso agrada a Dios.
Ya he recibido todo lo que necesito y aún más. Ahora que he recibido lo que me enviaron por medio de Epafrodito, hasta me sobra. Lo que me enviaron es para Dios como una ofrenda perfumada, un sacrificio que Dios acepta con agrado.
Así podrán vivir obedeciendo las enseñanzas del Señor, agradándole en todo. Podrán entonces hacer muchas obras de bondad y crecer en el conocimiento de Dios.