Por lo tanto, ya que Dios los eligió para ser parte de su pueblo santo y amado, sean buenos con los demás. Muestren amor, humildad, amabilidad y paciencia.
De ese modo nadie podrá acusarlos de falta alguna, pues no encontrarán de qué culparlos. Recuerden que son hijos de Dios y nadie en este mundo malvado y pecador podrá culparlos de nada. En este mundo ustedes brillan como estrellas en el cielo,