―Ananías —le reclamó Pedro—, ¿cómo es posible que Satanás haya llenado tu corazón para que le mintieras al Espíritu Santo y te quedaras con parte del dinero que recibiste por el terreno?
Hermanos en la fe, no tomen venganza, sino dejen el castigo en las manos de Dios. Pues las Escrituras dicen: «Mía es la venganza; yo castigaré», dice el Señor.