Ahora bien, quiero que entiendan que Cristo tiene autoridad sobre todo hombre, mientras que el hombre tiene autoridad sobre la mujer y Dios tiene autoridad sobre Cristo.
Entre ustedes ni siquiera deben hablar acerca de relaciones sexuales prohibidas, ni de ninguna clase de vicio o acto vergonzoso. Así no se comportan los que pertenecen al pueblo santo de Dios.