No hagan caso de ninguna clase de enseñanzas extrañas. Lo mejor es fortalecer el corazón con el amor inmerecido de Dios y no con reglas sobre alimentos. Esas reglas en nada ayudan a quienes las siguen.
Solo se trata de reglas externas relacionadas con alimentos, bebidas y muchas ceremonias de purificación. Esas reglas eran válidas solo hasta el tiempo señalado por Dios para cambiarlo todo.
Hermanos en la fe, no hablen mal unos de otros. Si alguien habla mal de su hermano, o lo critica, habla mal de la Ley y la critica. Y, si criticas la Ley, ya no estás obedeciéndola, sino que te conviertes en su juez.
Tan solo pidámosles que rechacen todo lo que tenga que ver con la adoración de dioses falsos, que no tengan relaciones sexuales prohibidas y que no coman la carne de animales estrangulados ni la sangre.
Gracias a Cristo ustedes ya no son dominados por los poderes que gobiernan este mundo. Entonces, ¿por qué viven como si pertenecieran al mundo?, ¿por qué todavía obedecen reglas como: