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Referencias Cruzadas

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Colosenses 1:6

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

que han recibido. Esta buena noticia se está anunciando en todo el mundo y muchos la están aceptando. Así sucedió también con ustedes desde el día en que escucharon del amor inmerecido de Dios y lo aceptaron como verdad.

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36 Referencias Cruzadas  

No me eligieron ustedes a mí, sino que yo los elegí a ustedes. Y les encargué que vayan y den mucho fruto, un fruto que permanezca. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre.

Gracias a Jesucristo, ustedes podrán hacer lo bueno y correcto, para que todos den gloria y alabanza a Dios.

Les he escrito esta breve carta con la ayuda de Silvano, a quien considero un hermano en la fe en quien puedo confiar. Lo he hecho para animarlos y confirmarles que Dios los ama en verdad, aunque no lo merezcan. Nunca duden de su amor.

Esto lo hizo para que ustedes sigan confiando firmes en Cristo, sin dudar ni un momento. Para que no dejen de creer en la seguridad que les da el mensaje de la buena noticia. Este es el mensaje que ustedes oyeron y que ha sido anunciado en toda la creación debajo del cielo. Y yo, Pablo, he llegado a ser predicador de ese mensaje.

Quiero que sepan, hermanos en la fe, que muchas veces me he propuesto ir a visitarlos, pero me ha sido imposible. Me gustaría ir para hablarles, y así fortalecer a unos y convencer a otros, tal como lo he hecho entre las otras naciones.

Pero se acerca la hora, y esa hora ha llegado ya. Es la hora en la que los verdaderos adoradores rendirán culto al Padre en espíritu y en verdad. Pues así quiere el Padre que sean los que lo adoran.

Les dijo: ―Vayan por todo el mundo y anuncien la buena noticia a toda criatura.

Pero las otras semillas cayeron en buen terreno. Brotaron, crecieron y produjeron una cosecha que rindió el treinta, el sesenta y hasta el ciento por uno.

Y esta buena noticia del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin.

Nosotros, en cambio, siempre debemos dar gracias a Dios por ustedes, hermanos en la fe. Recuerden que el Señor los ama y que ustedes fueron los primeros que Dios eligió para ser salvos. Y son salvos gracias a lo que el Espíritu hizo en ustedes para que fueran aceptados como santos por Dios, y gracias a la fe que tienen en la verdad.

Así que no dejamos de dar gracias a Dios. Pues, cuando ustedes oyeron el mensaje de Dios que les predicamos, lo aceptaron. Lo aceptaron no como un mensaje de parte de alguna persona, sino como lo que realmente es, un mensaje de Dios. Ese mensaje cambió la vida de ustedes, los que creen.

Pues nuestra buena noticia les llegó no solo con palabras, sino también con demostraciones de poder. Es decir, vieron cómo actúa el Espíritu Santo por medio de nosotros y eso los convenció profundamente. Como bien saben, estuvimos entre ustedes solo para su bien.

Así podrán vivir obedeciendo las enseñanzas del Señor, agradándole en todo. Podrán entonces hacer muchas obras de bondad y crecer en el conocimiento de Dios.

No digo esto porque esté tratando de conseguir más ofrendas, lo digo para que Dios les bendiga más.

Quienes viven en la luz son bondadosos, aman la justicia y la verdad.

Cambien por completo su manera de pensar.

Pues se les habló y se les enseñó toda la verdad que Jesús compartió.

Si no hubiéramos hecho antes nuestro trabajo entre ustedes, se podría decir que estamos haciendo algo indebido. Lo cierto es que fuimos los primeros en llevarles el mensaje de la buena noticia de Cristo.

Nosotros, ayudantes de Dios, les rogamos que sepan apreciar su inmerecido amor.

Esas poderosas maravillas y milagros que he hecho las he logrado hacer gracias al poder del Espíritu de Dios. Comencé a anunciar la buena noticia de Cristo en Jerusalén, por todas partes, hasta la región de Iliria.

para que les hables. Así abrirán los ojos y verán lo malo que hacen. Será como si pasaran de la oscuridad a la luz y del poder de Satanás al poder de Dios. De ese modo, al creer en mí, recibirán el perdón de los pecados y serán parte del pueblo de Dios”.

Una de ellas, que se llamaba Lidia, adoraba a Dios. Era de la ciudad de Tiatira y vendía telas muy finas y costosas. Mientras escuchaba, el Señor le abrió el corazón para que respondiera al mensaje de Pablo.

Pero el mensaje de Dios se seguía anunciando en todo lugar.

Al oír esto, se calmaron y alabaron a Dios diciendo: ―¡Así que también a los no judíos Dios les ha dado oportunidad de arrepentirse y tener vida eterna!

Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones. Bautícenlos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Sin duda se han enterado de que Dios me encargó explicarles su plan de mostrarles su amor inmerecido.

Así que, una vez que yo haya cumplido esta tarea y entregado en sus manos esta ayuda, saldré para España y de paso los visitaré a ustedes.

Y por ellos mismos me entrego a ti, para que también ellos sean apartados por medio de la verdad.




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