Siempre que oramos por ustedes, damos gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo.
Siempre damos gracias a Dios por todos ustedes cuando los mencionamos en nuestras oraciones.
Al recordarte de día y de noche en mis oraciones, siempre doy gracias a Dios. Mis antepasados y yo hemos servido a Dios con una conciencia tranquila.
Por eso, desde el día en que lo supimos, no hemos dejado de orar por ustedes. Pedimos que Dios les haga conocer completamente su voluntad y les dé sabiduría y el entendimiento que da el Espíritu.
Siempre doy gracias a mi Dios por ustedes, pues él les ha dado su inmerecido amor por medio de Cristo Jesús.
Él nos libró del oscuro poder de Satanás y nos trasladó al reino de su amado Hijo.
Me he enterado de la fe que tienen en el Señor Jesús y del amor que demuestran por todos los creyentes. Y, desde entonces,
No se preocupen por nada. Más bien, oren y pidan a Dios por todo. Presenten sus peticiones a Dios y denle gracias.
Así ustedes, juntos y a una sola voz, darán la gloria al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.
Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo. Él es un Padre amoroso que siempre nos consuela
Oren en todo momento y, guiados por el Espíritu Santo, hagan sus peticiones y ruegos. Manténganse alerta y sin dejar de orar por todos los creyentes.