Llevaban una armadura como de hierro. Sus alas sonaban como el estruendo de muchos carros tirados por caballos que se lanzan a la batalla.
Así vi en la visión a los caballos y a sus jinetes: Tenían una armadura de color rojo encendido, azul violeta y amarillo como azufre. La cabeza de los caballos era como de león. Por la boca echaban fuego, humo y azufre.