Esos cuatro ángeles habían sido preparados precisamente para esa hora, ese día, mes y año. Así que quedaron sueltos para matar a la tercera parte de la humanidad.
Después de esto vi a cuatro ángeles en los cuatro puntos cardinales de la tierra. Estaban allí de pie, deteniendo los cuatro vientos para que estos no se desataran sobre la tierra, el mar y los árboles.
A los cuatro ángeles se les había permitido hacer daño a la tierra y al mar. Entonces vi también a otro ángel que venía del oeste con el sello del Dios vivo, y este les gritó con voz fuerte a los cuatro ángeles: