También había algo parecido a un mar, transparente como el cristal. En el centro, rodeando el trono, había cuatro seres vivientes. Estos estaban llenos de ojos por delante y por detrás.
El templo se llenó del humo que salía de la gloria y del poder de Dios. Nadie podía entrar allí hasta que se terminaran los siete castigos de los siete ángeles.