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Referencias Cruzadas

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Apocalipsis 2:3

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Te has mantenido fiel, has sufrido por hablar de mí, y no te has desanimado.

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49 Referencias Cruzadas  

Ustedes necesitan seguir confiando para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido.

¡Estamos rodeados de una gran cantidad de testigos! Nos miran como si estuviéramos en una carrera. Por tanto, eliminemos de nuestra vida el pecado, que es como un peso que nos estorba para correr y se nos enreda en los pies. Corramos sin descanso la carrera que tenemos por delante.

No nos cansemos de hacer el bien, porque, si no nos damos por vencidos, a su debido tiempo Dios nos dará recompensa.

Dios, con su glorioso poder, les dará fuerzas para que puedan seguir creyendo y soportando toda dificultad.

Los tratarán así por causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió.

Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

Tú has obedecido mi mandato de confiar hasta el final. Por eso, yo te protegeré cuando llegue la hora de prueba que vendrá sobre el mundo entero. De esta manera serán probados los que viven en la tierra.

Y así, después de esperar con paciencia, Abraham recibió lo que se le había prometido.

No sean perezosos; más bien, imiten a quienes por su confianza y paciencia recibirán las promesas.

Porque Dios no es injusto como para olvidarse de lo que ustedes han hecho y del amor que le tienen él. Amor que ustedes le han demostrado al haber servido, y seguir sirviendo, a los creyentes.

En efecto, si trabajamos y nos esforzamos es porque hemos puesto nuestra confianza en que el Dios viviente cumplirá sus promesas. Él es el Salvador de todos, especialmente de los que creen.

Ustedes, hermanos en la fe, no se cansen de hacer el bien.

Por tanto, no nos desanimamos. Al contrario, aunque por fuera nuestro cuerpo se va gastando, por dentro nuestra fuerza se va renovando día tras día.

Por esto, ya que por la misericordia de Dios se nos permite servirle, no nos desanimamos.

Vivan alegres, pues ustedes tienen esperanza. Muestren paciencia cuando les toque sufrir y nunca dejen de orar.

Pero, si vamos a esperar lo que todavía no tenemos, entonces hay que hacerlo con paciencia.

Y el que no carga su cruz y me sigue no puede ser mi discípulo.

Yo, Juan, soy su hermano en la fe. Con ustedes comparto el sufrimiento, el reino y el seguir confiando en Jesús. Yo fui enviado a la isla de Patmos como castigo por anunciar el mensaje de Dios y hablar acerca de Jesús.

Esfuércense también en tener dominio propio y, además del dominio, tengan paciencia, y a la paciencia agreguen entrega a Dios.

Recordamos delante de Dios, nuestro Padre, todo lo que hacen por medio de la fe y el trabajo que realizan por amor. No olvidamos la firmeza con que continúan confiando en la salvación que nuestro Señor Jesucristo les dará.

¿Son servidores de Cristo? ¡Qué locura! Yo lo soy más que ellos. He trabajado mucho más que ellos, he sido encarcelado más veces. He recibido los azotes más crueles, he estado en peligro de muerte repetidas veces.

Por eso, ya sea que vivamos en nuestro cuerpo o que lo hayamos dejado, nos esforzamos en obedecer al Señor.

A los que hacen el bien para recibir gloria, honor y vivir para siempre, Dios les dará vida eterna.

Jesús les contó a sus discípulos una parábola para mostrarles que debían orar siempre, sin desanimarse.

Pero la parte que cayó en buen terreno son los que oyen la palabra con corazón noble y bueno, y la retienen. Y, como no dejan de creer en ella, producen una buena cosecha.

Por lo tanto, salgamos a su encuentro fuera del campamento y suframos la misma vergüenza que el sufrió.

Los líderes que dirigen bien los asuntos de la iglesia deben ser tratados con doble respeto, especialmente los que dedican sus esfuerzos a la predicación y a la enseñanza.

ni comimos el pan de nadie sin pagarlo. Al contrario, día y noche trabajamos arduamente y sin descanso para que ninguno de ustedes tuviera que pagar algo por nosotros.

Le pido al Señor que los guíe en cómo amar como Dios ama y cómo resistir los sufrimientos como Cristo lo hizo.

Recordarán, hermanos en la fe, nuestros esfuerzos y luchas para anunciarles la buena noticia de Dios. Trabajamos día y noche para que no tuvieran que apoyarnos con dinero.

Y a ti, mi fiel compañero, te pido que ayudes a estas mujeres que han luchado a mi lado en el anuncio de la buena noticia. Han luchado junto con Clemente y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.

porque siguen confiando firmes en el mensaje que da vida. Así, el día que Cristo vuelva me sentiré orgulloso de que mi trabajo por ustedes no fue inútil.

Ayúdense unos a otros cuando tengan dificultades, y así cumplirán la ley de Cristo.

No está bien sentirnos orgullosos del trabajo que otros han hecho. Al contrario, esperamos que, así como su fe va creciendo, nuestro trabajo entre ustedes también irá creciendo en gran manera.

Nos han golpeado y encerrado en la cárcel. Hemos sufrido alborotos, hemos hecho trabajos pesados y a veces no hemos dormido ni comido.

Saluden a Trifena y a Trifosa, las cuales se esfuerzan trabajando por el Señor. Saluden a Pérsida, mi querida hermana en la fe, que ha trabajado muchísimo para el Señor.

Si se mantienen firmes, se salvarán.

A uno que pasaba por allí de vuelta del campo, un tal Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, lo obligaron a llevar la cruz.

Hermanos en la fe, les pedimos que traten bien a los que trabajan arduamente entre ustedes y los guían y aconsejan para que confíen en el Señor.

que los obedezcan, a ellos y a todo el que colabore en este difícil trabajo.

―Maestro, hemos estado trabajando duro toda la noche y no hemos pescado nada —le contestó Simón—. Pero, como tú me lo mandas, echaré las redes.




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