Apocalipsis 19:6

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Después oí las voces de una inmensa cantidad de personas. Era como el ruido de muchas aguas y como el retumbar de potentes truenos. Las voces decían: «¡Aleluya! Ya ha comenzado a reinar el Señor, nuestro Dios Todopoderoso.

Referencias Cruzadas

Apocalipsis 14:2

Oí un sonido que venía del cielo. Era como el estruendo de una catarata y el retumbar de un gran trueno. El sonido se parecía al de músicos tocando sus arpas.

Apocalipsis 19:1

Después de esto oí que en el cielo una inmensa cantidad de personas decían con fuerte voz: «¡Aleluya! La salvación, la gloria y el poder son de nuestro Dios,

Apocalipsis 6:1

Vi cuando el Cordero rompió el primero de los siete sellos. Entonces oí a uno de los cuatro seres vivientes, que decía con una voz fuerte como de trueno: «¡Ven!».

Apocalipsis 1:15

Sus pies brillaban como el bronce que está al rojo vivo en un horno. Su voz era tan fuerte como el estruendo de una catarata.

Apocalipsis 21:22

No vi ningún templo en la ciudad, porque el Señor Dios Todopoderoso y el Cordero son su templo.

Apocalipsis 12:10

Luego oí en el cielo una fuerte voz que decía: «Nuestro Dios ha mostrado su poder para salvarnos, y su reino ha llegado. Cristo, su elegido, ha llegado con autoridad. Porque ha sido expulsado el acusador de nuestros hermanos en la fe. Este los acusaba día y noche delante de nuestro Dios.

Apocalipsis 8:5

Luego el ángel tomó el tazón del incienso. Lo llenó con carbones encendidos del altar y los arrojó sobre la tierra. Entonces se produjeron truenos, estruendos, relámpagos y un terremoto.

Apocalipsis 4:5

Del trono salían relámpagos, estruendos y truenos. Delante del trono ardían siete antorchas de fuego, que son los siete espíritus de Dios.

Mateo 6:13

Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno”.

Apocalipsis 1:8

«Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Último —dice el Señor Dios—. El que es y que era y que vendrá, el Todopoderoso».

Apocalipsis 19:4

Entonces los veinticuatro líderes y los cuatro seres vivientes se arrodillaron y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono, y dijeron: «¡Amén, Aleluya!».