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Referencias Cruzadas

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Apocalipsis 19:10

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Entonces me arrodillé a sus pies para adorarlo. Pero él me dijo: «¡No, cuidado! Soy un servidor como tú y como los creyentes que se mantienen fieles al mensaje de Jesús. ¡Adora solo a Dios! El mensaje de Jesús se comparte con otros por medio del poder del Espíritu».

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40 Referencias Cruzadas  

Ustedes estudian las Escrituras con mucho cuidado, porque piensan que en ellas encuentran la vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio en mi favor!

Pues todos los ángeles son solo espíritus que sirven a Dios. Él los envía para ayudar a los que han de ser salvos.

los veinticuatro líderes se arrodillaban y adoraban al que vive para siempre. Se quitaban sus coronas y las ponían delante del trono, diciendo:

Entonces el dragón se enfureció contra la mujer. Por eso, se fue a hacer guerra contra el resto de sus descendientes. Es decir, contra los que obedecen los mandamientos de Dios y continúan confiando en el mensaje de Jesús.

Ellos lo han vencido con la sangre del Cordero y con el mensaje que anunciaron. Nunca tuvieron miedo de morir, pues estaban dispuestos a dar su vida.

El que cree en el Hijo de Dios acepta lo que Dios dice acerca de su Hijo. El que no le cree a Dios está diciendo que él es un mentiroso, pues no cree en lo que Dios ha dicho acerca de su Hijo.

Tengan cuidado de no rechazar al Dios que les habla. Recuerden que los que lo rechazaron no escaparon de su castigo en la tierra. Así que mucho menos escaparemos nosotros si le volvemos la espalda al que nos habla desde el cielo.

―¡Vete, Satanás! —le dijo Jesús—. Las Escrituras dicen: “Adora al Señor tu Dios y sírvele solamente a él”.

Este ángel decía con fuerte voz: «Respeten a Dios y denle gloria, porque ha llegado la hora de su juicio. Adoren al que hizo el cielo, la tierra, el mar y los manantiales».

¿Quién no te respetará, oh Señor? ¿Quién no dará la gloria a tu nombre? Solo tú eres santo. Todas las naciones vendrán y te adorarán. Pues todos han podido ver que eres un Dios justo».

De él dan testimonio todos los profetas, que todo el que cree en él recibe, por medio de su nombre, el perdón de los pecados.

Yo, Juan, soy su hermano en la fe. Con ustedes comparto el sufrimiento, el reino y el seguir confiando en Jesús. Yo fui enviado a la isla de Patmos como castigo por anunciar el mensaje de Dios y hablar acerca de Jesús.

Si la circuncisión es la marca del pueblo de Dios, nosotros somos entonces el verdadero pueblo. Y lo somos porque por medio del Espíritu adoramos a Dios, y nos sentimos orgullosos de pertenecer a Cristo Jesús. No creemos que podamos ser salvos por medio del esfuerzo humano.

Luego les dijo: ―Cuando todavía estaba yo con ustedes, les decía que tenía que cumplirse todo lo que dicen las Escrituras acerca de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos.

―Yo soy Gabriel y estoy a las órdenes de Dios —le contestó el ángel—. He sido enviado para hablar contigo y darte estas buenas noticias.

Llegó entonces uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo. Al ver a Jesús, se arrojó a sus pies

Los habitantes de Jerusalén y sus gobernantes no reconocieron a Jesús. Por tanto, al condenarlo, cumplieron las palabras de los profetas que se leen todos los sábados.

Queridos hijos en la fe, apártense de los dioses falsos.

Si alguno recibe un maltrato de otra persona, asegúrese de que no busque venganza. Más bien, esfuércense siempre por hacer el bien, no solo entre ustedes, sino a todos.

Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como tontos, sino como sabios.

Pero ustedes sobresalen en todo: en fe, en cómo hablan, en conocimiento, en dedicación y en su amor hacia nosotros. Procuren también sobresalir a la hora de dar para esta ayuda tan llena de amor.

De hecho, muy pronto se enteró de su llegada una mujer que tenía una niña controlada por un espíritu maligno, así que fue y se arrojó a sus pies.

En todo caso, cada uno de ustedes debe amar a su esposa como se ama a sí mismo, y la esposa debe respetar a su esposo.

Este libro narra lo que Dios le mostró a Jesucristo acerca de las cosas que sucederán pronto. Dios se las mostró para que él se las muestre a sus servidores. Jesucristo envió entonces a su ángel para dar a conocer estas cosas a Juan, su servidor.

El ángel me dijo: «Escribe: “¡Dichosos los que han sido invitados a la cena de la boda del Cordero!”». Y añadió: «Esto lo dice Dios, y es la verdad».




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