Por eso, en un solo día recibirá todos sus castigos: muerte, sufrimiento y hambre. Será consumida por el fuego, porque poderoso es el Señor Dios que la juzga».
Se echarán polvo sobre sus cabezas, llorarán y se lamentarán a gritos: «¡Ay! ¡Ay de la gran ciudad! Con su riqueza se enriquecieron todos los que tenían barcos en el mar. ¡En una sola hora ha quedado destruida!
Vengan a comer carne de reyes, de jefes militares y de poderosos; carne de caballos y de sus jinetes; carne de toda clase de gente: libres y esclavos, grandes y pequeños».
Y apareció en el cielo otra cosa misteriosa: un enorme dragón de color rojo encendido que tenía siete cabezas y diez cuernos. En cada cabeza tenía una corona.