Del altar salió otro ángel, que tenía autoridad sobre el fuego. Le gritó al que llevaba la hoz afilada: «Mete tu hoz y corta los racimos del viñedo de la tierra, porque sus uvas ya están maduras».
Entonces se abrió el templo de Dios que está en el cielo, y en él se vio el cofre de su pacto. Entonces hubo relámpagos, estruendos, truenos, un terremoto y una fuerte lluvia de granizo.