Y, si el Espíritu de Dios, que levantó a Cristo de entre los muertos, vive en ustedes, él también les dará vida a sus cuerpos muertos. Lo hará por medio de su Espíritu, que vive en ustedes.
En ese mismo instante se produjo un violento terremoto. Por causa de este terremoto se derrumbó la décima parte de la ciudad y murieron siete mil personas. Los sobrevivientes, llenos de miedo, dieron gloria al Dios del cielo.