Su cabello era blanco como la lana blanca o como la nieve; y sus ojos brillaban como llama de fuego.
Sus ojos brillaban como llamas de fuego, y tenía muchas coronas en su cabeza. Llevaba escrito un nombre que nadie conoce sino solo él.
»Escribe al ángel de la iglesia de Tiatira: El Hijo de Dios, el que tiene ojos que brillan como llamas de fuego. El que tiene pies que parecen bronce al rojo vivo, dice esto:
Su aspecto era como el de un relámpago, y su ropa era blanca como la nieve.