Cuando vengas, trae la capa que dejé en Troas, en casa de Carpo. Trae también los libros, especialmente los pergaminos.
Hasta el momento pasamos hambre, tenemos sed, nos falta ropa, se nos maltrata, no tenemos una casa propia.
Saliendo de Troas, navegamos directamente a Samotracia, y al día siguiente, a Neápolis.
Entonces, pasando de largo por Misia, bajaron a Troas.
He pasado muchos trabajos y dificultades, y muchas veces me he quedado sin dormir. He sufrido hambre y sed, y muchas veces me he quedado en ayunas. He sufrido frío y desnudez.
Si alguien te demanda para quitarte la capa, déjale también la camisa.
Lo que más los entristecía era su declaración de que ellos no volverían a verlo. Luego lo acompañaron hasta el barco.