El Espíritu dice claramente que, en los últimos tiempos, algunos dejarán de creer en Cristo, pues serán engañados por espíritus mentirosos que darán enseñanzas diabólicas.
En efecto, los que han conocido a nuestro Señor y Salvador Jesucristo han escapado de la maldad del mundo. Pero, si vuelven a practicar la maldad y se dejan controlar por ella, terminarán en peores condiciones que al principio.
En otro tiempo también nosotros éramos tontos y desobedientes. Fuimos engañados y nos hicimos esclavos de toda clase de malos deseos y placeres. Vivíamos haciendo el mal y llenos de envidia. Éramos gente odiosa y nos odiábamos unos a otros.
Del mismo modo que Janes y Jambres se opusieron a Moisés, también esa gente se opone a la verdad. Son personas que solo piensan en hacer lo malo, gente que no sabe confiar en Dios.
Así que se le permitió hacer estas cosas con la autoridad de la primera bestia. Con estas maravillas engañó a los habitantes de la tierra. Les ordenó que hicieran una imagen para adorar a la primera bestia, que seguía con vida, a pesar de haber sido herida a espada.
Así fue expulsado del cielo el gran dragón, es decir, esa serpiente antigua que se llama Diablo y Satanás, y que engaña al mundo entero. El dragón y sus ángeles fueron lanzados a la tierra.
Jamás volverá a brillar en ti la luz de ninguna lámpara. Jamás volverá a escucharse en ti la voz del novio y de la novia. Porque tus comerciantes eran los poderosos del mundo y con tus hechicerías engañaste a todas las naciones.
A veces nos tratan con respeto y otras veces nos ofenden. Algunos hablan bien de nosotros y otros hablan mal. Somos sinceros, pero nos dicen mentirosos.