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Referencias Cruzadas

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2 Timoteo 1:10

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Dios nos ha mostrado ese amor enviando a nuestro Salvador Cristo Jesús. Él venció a la muerte y nos mostró con su luz la vida eterna que tenemos al aceptar el mensaje de la buena noticia.

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58 Referencias Cruzadas  

Les estamos hablando de Jesucristo, quien se nos reveló como la vida misma. Nosotros no solo lo hemos visto, sino que a todos les hemos hablado de esa vida eterna que él nos da. Él estaba con el Padre, pero vino a este mundo y pudimos conocerlo.

Más bien, sean cristianos maduros que cada día conocen mejor al Señor y Salvador Jesucristo, y que cada día disfrutan más de su amor inmerecido. ¡A él sea la gloria ahora y para siempre! Amén.

En verdad, Dios le ha mostrado a toda la humanidad su amor, un amor que nadie merece, pero que trae salvación.

El último enemigo que será destruido es la muerte,

A los que hacen el bien para recibir gloria, honor y vivir para siempre, Dios les dará vida eterna.

Te saluda Pablo, apóstol de Cristo Jesús porque Dios así lo quiso. Él me ha dado la promesa de vida eterna por medio de Cristo Jesús.

él nos dio a conocer el plan que tenía en secreto. Plan que con gran bondad había decidido cumplir por medio de Cristo.

―Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí.

El Espíritu y la esposa del Cordero dicen: «¡Ven!». El que escuche diga: «¡Ven!». El que tenga sed, venga. Y el que quiera, tome gratuitamente del agua de la vida.

»Dichosos los que dejan de vivir en pecado, pues tendrán derecho al árbol de la vida. Ellos podrán entrar por las puertas de la ciudad.

Después de esto vi a otro ángel que bajaba del cielo. Tenía mucho poder, y la tierra se iluminó con su resplandor.

El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré derecho a comer del árbol de la vida. Este árbol está en el paraíso de Dios.

Recuerden el mensaje que los santos profetas anunciaron en el pasado. También recuerden el mandamiento que dio nuestro Señor y Salvador por medio de los apóstoles.

En efecto, los que han conocido a nuestro Señor y Salvador Jesucristo han escapado de la maldad del mundo. Pero, si vuelven a practicar la maldad y se dejan controlar por ella, terminarán en peores condiciones que al principio.

Además, se les dará una gran bienvenida en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

Dios, por su poder, nos ha dado todas las cosas que necesitamos para vivir como él manda. Todo esto lo recibimos cuando Dios nos permitió conocer a Cristo, quien nos llamó a disfrutar de su gloria y perfección.

Recuerden aquellos días pasados cuando ustedes sostuvieron una dura lucha y soportaron mucho sufrimiento. Eso fue cuando ustedes apenas acababan de recibir el mensaje de Dios como una luz en la oscuridad.

Pero, cuando Dios nuestro Salvador nos mostró su bondad y amor,

Viviremos de esa manera mientras esperamos que se cumpla la bendita promesa en la cual confiamos, es decir, la gloriosa venida de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.

Entonces se presentará ese malvado, pero el Señor Jesús le quitará su poder con el soplo de su boca y lo destruirá con el glorioso brillo de su venida.

Ustedes han sido llamados por Dios a confiar en sus promesas. Por eso también le pido a Dios que los ayude a comprender con claridad en quién han confiado. Que puedan ver la maravillosa herencia que recibirán con el pueblo de Dios.

Aquellos de ustedes que tratan de ser aceptados como justos por obedecer la Ley se han apartado de Cristo; han rechazado su amor inmerecido.

Ahora vivimos en este cuerpo, suspirando y preocupados, pues no queremos que ese cuerpo sea destruido. Más bien quisiéramos que el cuerpo fuera cambiado por el nuevo. Así el cuerpo no tendría que morir, sino que le sería dada la vida eterna.

Por lo tanto, no juzguen a nadie antes de tiempo. Esperen hasta que venga el Señor. Él sacará a la luz lo que está oculto en la oscuridad y pondrá al descubierto las intenciones de cada corazón. Entonces cada uno recibirá de Dios la alabanza que le corresponda.

Sabemos que nuestra vieja manera de ser fue crucificada con él, para que el pecado que dominaba nuestro cuerpo perdiera su poder. De este modo ya no seguimos siendo esclavos del pecado,

¿Quiere esto decir que, si creemos en él, la Ley ya no sirve de nada? ¡De ninguna manera! Más bien, confirmamos el valor de la Ley.

»Dios prometió que de los descendientes de David le daría a Israel un Salvador, que es Jesús.

Por su poder, Dios lo exaltó como Príncipe y Salvador, para que diera a Israel arrepentimiento y perdón de pecados.

Pero estas se han escrito para que ustedes crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios. Así, al creer en su nombre tienen vida.

Sin embargo, ustedes no quieren venir a mí para tener esa vida.

―Ya no creemos solo por lo que tú dijiste —le decían a la mujer—. Ahora lo hemos oído nosotros mismos. Y sabemos que verdaderamente este es el Salvador del mundo.

Esa luz verdadera, la que alumbra a todas las personas, venía a este mundo.

Así que le dijo al viñador: “Mira, ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no he encontrado nada. ¡Córtala! ¿Para qué ha de ocupar terreno?”.

Por tanto, si todo tu ser disfruta de la luz, sin que ninguna parte quede en la oscuridad, estarás completamente iluminado. Será como si una lámpara te alumbra con su luz».

Hoy les ha nacido en la Ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor.

Nosotros hemos visto que el Padre envió a su Hijo como Salvador del mundo, y por eso lo anunciamos.

Los saluda Simón Pedro, servidor y apóstol de Jesucristo. Dirijo esta carta a los que han confiado en Cristo de manera tan preciosa como lo hemos hecho nosotros. Esa confianza nos la ha dado nuestro Dios y Salvador Jesucristo, quien ha demostrado ser justo.

La muerte y su reino fueron echados al lago de fuego. Este lago de fuego representa la muerte segunda, que es la separación de Dios para siempre.

Así que no te avergüences de hablar acerca de nuestro Señor, ni tampoco de mí, que por anunciar su mensaje estoy preso. Al contrario, tú también, con el poder de Dios, debes soportar sufrimientos por anunciar la buena noticia.

Cristo Jesús vendrá como Rey para juzgar a los vivos y a los muertos. Por eso, delante de Cristo y de Dios, te doy esta importante tarea:

Por lo demás me espera la corona de justicia que el Señor, el juez justo, me dará en aquel día. Me la dará a mí y a todo el que con amor haya esperado su venida.




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