Con una orden suya hizo que durante el diluvio el agua destruyera el mundo de aquel entonces.
Tampoco perdonó a los que vivían en el tiempo de Noé cuando mandó un diluvio sobre los malvados. Tan solo protegió a ocho personas, incluyendo a Noé, que era un predicador de la justicia.
Comían, bebían, y se casaban y daban en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca. Entonces llegó el diluvio y los destruyó a todos.