Esto les espera especialmente a los que siguen sus deseos de pecar y desprecian la autoridad del Señor. ¡No son sino unos atrevidos y orgullosos! No tienen temor de insultar a los seres celestiales.
Estos individuos no hacen nada más que criticar y quejarse por todo. Se dejan controlar por sus malos deseos. Hablan con orgullo y les dicen cosas bonitas a los demás para aprovecharse de ellos.
No hacemos nada a escondidas, y por eso no sentimos vergüenza de nada. Anunciamos el mensaje de Dios sin cambiarlo en nada y a nadie engañamos. Al contrario, predicamos la verdad con claridad, y por eso la gente confía en nosotros. Dios es testigo de todo esto.
Queridos hijos en la fe, estamos viviendo los últimos días de la existencia del mundo. Ustedes oyeron que el anticristo, es decir, el enemigo de Cristo, vendría. Pues les digo que ya han aparecido muchos enemigos de Cristo. Por eso nos damos cuenta de que estos son los últimos tiempos.