Pero fue regañado por su maldad: su burra, una bestia de carga, le habló con voz humana y no dejó que este profeta continuara con su locura.
Muchas veces anduve de sinagoga en sinagoga castigándolos para obligarlos a ofender a Jesús. Mi odio contra ellos me llevó al extremo de perseguirlos incluso en ciudades del extranjero.
Por eso, si ustedes no han sido honrados en el uso de las riquezas de este mundo, ¿quién les confiará la verdadera riqueza?