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Referencias Cruzadas

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2 Pedro 1:9

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Pero el que no se esfuerza en vivir así, es como si estuviera ciego. Además, ha olvidado que Dios le perdonó sus antiguos pecados.

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19 Referencias Cruzadas  

Pero, si vivimos en la luz, así como Dios está en la luz, viviremos como amigos unos con otros. Además, por medio de la sangre de su Hijo Jesucristo, Dios nos perdonará nuestros pecados.

Si esto es así, ¡cuánto más poder tiene la sangre de Cristo! Porque, por medio del Espíritu eterno, Cristo se ofreció sin pecado a Dios. Su sangre limpiará nuestra conciencia, y no se nos declarará culpables de pecados que conducen a la muerte eterna, para que sirvamos al Dios viviente.

Él se entregó a la muerte por nosotros, para rescatarnos de toda maldad y limpiarnos de pecado y tener así un pueblo elegido, dedicado a hacer el bien.

Dio su vida para hacerla santa. Él la limpió de toda maldad por medio de su mensaje y del bautismo.

Eso mismo ha sucedido con ustedes. Piensen que han muerto y el pecado ya no tiene poder sobre ustedes. Y gracias a Cristo Jesús ahora viven para agradar a Dios.

El agua simboliza el bautismo que ahora los salva también a ustedes. El bautismo no consiste en la limpieza del cuerpo, sino en comprometerse ante Dios en tener una conciencia limpia. Esta salvación es posible por la resurrección de Jesucristo.

Les hablo así, hermanos en la fe, porque ustedes han sido llamados a ser libres. Pero no usen esa libertad para dejar que los malos deseos los controlen. Más bien ayúdense unos a otros con amor.

Gracias a lo que Cristo Jesús hizo por nosotros, ya no importa si estamos o no circuncidados. Lo que importa es creer en Cristo y que esa fe nos lleve a amar a los demás.

Al oír esto, Jesús añadió: ―Todavía te falta una cosa: vende todo lo que tienes y repártelo entre los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme.

Jesús lo miró con amor y añadió: ―Una sola cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme.

Dices: “Soy rico; me he enriquecido y no me hace falta nada”. Pero no te das cuenta de cuán infeliz y desdichado, pobre, ciego y desnudo eres tú.




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