Tengamos en cuenta que la Ley no se ha dado para los justos, sino para los desobedientes y rebeldes. Es para los pecadores y los que no creen en Dios. Se aplica a los que no respetan a Dios ni nuestras creencias. La Ley es para los que matan a sus propios padres. Es para los asesinos,
Hagan todo esto teniendo en cuenta el momento en que vivimos. Han estado como dormidos, y ya es hora de que despierten. Nuestra salvación está ahora más cerca que cuando creímos.
Sabemos que nuestra vieja manera de ser fue crucificada con él, para que el pecado que dominaba nuestro cuerpo perdiera su poder. De este modo ya no seguimos siendo esclavos del pecado,