Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín. Por eso Dios lo consideró justo, pues él aceptó su ofrenda. Y, a pesar de estar muerto, Abel sigue hablando por medio de su fe.
Tú has escuchado mis enseñanzas en presencia de muchos testigos. Ahora te pido que busques a creyentes dignos de confianza y que les enseñes todo eso. Que sean capaces de enseñar, para que pasen la enseñanza a otros.
Si tienes que ir con un enemigo ante las autoridades, procura reconciliarte con él en el camino. Si no lo haces, él te llevará por la fuerza ante el juez, y el juez te entregará al alguacil, y el alguacil te meterá en la cárcel.