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Referencias Cruzadas

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2 Pedro 1:1

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Los saluda Simón Pedro, servidor y apóstol de Jesucristo. Dirijo esta carta a los que han confiado en Cristo de manera tan preciosa como lo hemos hecho nosotros. Esa confianza nos la ha dado nuestro Dios y Salvador Jesucristo, quien ha demostrado ser justo.

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40 Referencias Cruzadas  

Viviremos de esa manera mientras esperamos que se cumpla la bendita promesa en la cual confiamos, es decir, la gloriosa venida de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.

Esta carta es para ti, Tito, mi verdadero hijo en la fe que compartimos. Les pido a Dios el Padre y a Cristo Jesús nuestro Salvador que te permitan gozar de su inmerecido amor y de su paz.

Las Escrituras dicen: «Creí, y por eso hablé». Por eso seguimos predicando, pues con esa misma fe hemos creído en Cristo.

Quien quiera servirme debe seguirme. Donde yo esté, allí también estará mi siervo. Al que me sirva, mi Padre lo honrará.

Mejor dicho, para que unos a otros nos animemos con la confianza que compartimos.

Dios nos ha entregado así sus preciosas y magníficas promesas. Lo ha hecho para que ustedes lleguen a ser como él es. De ese modo, podrán escapar de la maldad que hay en el mundo debido a los malos deseos.

Los saluda Pedro, apóstol de Jesucristo. Dirijo esta carta a ustedes, los elegidos, que viven como extranjeros en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia.

Me refiero a Cristo, quien nombró a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; y a otros, pastores y maestros.

Los saluda Pablo, servidor de Cristo Jesús, quien me llamó para ser su apóstol. Él me apartó para anunciar la buena noticia de Dios.

Mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador,

Tengo algo que decirles a los líderes de ustedes. Lo digo yo, que también soy uno de los líderes de la iglesia. Además, soy testigo de los sufrimientos de Cristo y, cuando él nos muestre toda su gloria, yo tendré mi parte. Esto es lo que les ruego:

Traigo a la memoria tu fe sincera, la cual tuvieron primero tu abuela Loida y tu madre Eunice. Estoy convencido de que esa fe está en ti ahora.

Quiero estar unido a él, pero eso no lo ganaré tratando de ser justo por mi obediencia a la Ley. Solo se gana al creer en Cristo, pues, por medio de él, Dios nos acepta como justos. Él nos acepta por medio de la fe.

Simón Pedro nos ha explicado que Dios desde el principio tuvo a bien elegir de entre los no judíos un pueblo para honra de su nombre.

Estos son los nombres de los doce apóstoles: primero Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; también Santiago y su hermano Juan, que eran hijos de Zebedeo;

Para ustedes, que creen, esta piedra es preciosa. En cambio, para los que no creen: «la piedra que rechazaron los constructores ha llegado a ser la piedra principal».

El oro, aunque no dura para siempre, se prueba por medio del fuego. Así también la fe de ustedes, que vale mucho más que el oro, tiene que pasar por el fuego de las dificultades. De esta manera se demostrará cuánto confían en Dios. Su fe recibirá entonces la aprobación de Jesucristo cuando aparezca de nuevo. Y recibirán no solo aprobación, sino gloria y honor.

Te saluda Pablo, servidor de Dios y apóstol de Jesucristo. Dios me ha llamado para que enseñe a los elegidos de Dios cómo es la verdadera religión y les enseñe a tener fe.

Pues a ustedes Dios les ha dado no solo el privilegio de creer en Cristo, sino también de sufrir por él.

Solo hay un Señor, una sola fe, un solo bautismo.

Ese plan, que ningún ser humano conoció antes, ahora se lo ha revelado por medio del Espíritu a los santos apóstoles y profetas de Dios.

El mismo Dios que capacitó a Pedro como apóstol de los judíos me capacitó también a mí como apóstol de los no judíos.

Cristo no cometió pecado alguno, pero, por amor a nosotros, Dios lo trató como pecador, para declararnos justos por medio de Cristo.

Creo que soy el más insignificante de los apóstoles. Y ni siquiera merezco ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios.

¿No soy libre? ¿No soy apóstol? ¿No he visto a Jesús nuestro Señor? ¿No son ustedes el fruto de mi trabajo para el Señor?

Pero gracias a él ustedes están unidos a Cristo Jesús, y esa unión los hizo sabios. Porque quien está unido a Cristo es declarado justo, es parte del pueblo de Dios y es liberado del pecado.

De hecho, este mensaje nos dice que Dios nos declara justos. Y Dios hace esto solo porque hemos creído en él. Ese ha sido su plan desde el principio, tal como dicen las Escrituras: «El justo vivirá para siempre, gracias a la fe».

―¡La paz sea con ustedes! —repitió Jesús—. Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes.

Luego lo llevó a Jesús, quien, mirándolo fijamente, le dijo: ―Tú eres Simón, hijo de Juan. Serás llamado Cefas (es decir, Pedro).

Por eso Dios, que es sabio, dijo: “Les enviaré profetas y apóstoles, de los cuales matarán a unos y perseguirán a otros”.

Mientras caminaba junto al lago de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: uno era Simón, llamado Pedro, y el otro, Andrés. Estaban echando la red al lago, pues eran pescadores.

Los saludan Pablo y Timoteo, servidores de Cristo Jesús. Esta carta va dirigida a todos los creyentes en Cristo Jesús que están en Filipos, junto con los líderes y diáconos.

Los saluda Santiago, servidor de Dios y del Señor Jesucristo. Les dirijo esta carta a las doce tribus que están esparcidas por el mundo.

Los saluda Judas, servidor de Jesucristo y hermano de Santiago. Dirijo esta carta a los que son amados por Dios el Padre, protegidos y llamados por Jesucristo.




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