Tengan cuidado, no sea que se eche a perder todo lo que hemos logrado con nuestro trabajo, y entonces ustedes se pierdan de recibir la recompensa completa.
Asegúrense de que nadie deje de alcanzar el amor inmerecido de Dios. No causen dificultades a nadie, no sean como una raíz amarga que envenena a muchos.
»Pero ustedes cuídense. Los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas. Por mi causa comparecerán ante gobernadores y reyes para dar testimonio ante ellos.
―Tengan cuidado; no se dejen engañar —les dijo Jesús—. Vendrán muchos que, usando mi nombre, dirán: “Yo soy el Cristo”, y dirán: “El tiempo está cerca”. No los sigan ustedes.
Recuerden aquellos días pasados cuando ustedes sostuvieron una dura lucha y soportaron mucho sufrimiento. Eso fue cuando ustedes apenas acababan de recibir el mensaje de Dios como una luz en la oscuridad.