Piénsalo bien antes de apresurarte a nombrar a alguien para servir a Dios, pues podrías hacerte responsable de pecados ajenos. Mantente lejos de toda maldad.
Luego oí otra voz del cielo que decía: «Salgan de ella, pueblo mío, para que no sean cómplices de sus pecados. Así no sufrirán ustedes ninguno de sus castigos.
El que solo se contenta con las verdades elementales del mensaje no es capaz de distinguir entre lo bueno y lo malo. Es como un niño que se queda solo con la leche materna.
Salven a los que puedan, para que eviten ir al fuego del infierno. Tengan compasión de los demás, pero háganlo con cuidado. Odien hasta la ropa que ha estado en contacto con el cuerpo de los que hacen el mal.