Den, y se les dará: se les echará en su bolsa una medida llena, apretada, sacudida y desbordante. Con la medida con que midan a otros, se les medirá a ustedes».
Porque Dios no es injusto como para olvidarse de lo que ustedes han hecho y del amor que le tienen él. Amor que ustedes le han demostrado al haber servido, y seguir sirviendo, a los creyentes.
Lo que quiero decir es esto: La Ley, que vino cuatrocientos treinta años después, no elimina el pacto que Dios ya había confirmado. Si lo hubiera hecho, la promesa no tendría valor.
Lo que quiero decir, mis hermanos en la fe, es que nos queda poco tiempo. De aquí en adelante los que tienen esposa deben vivir como si no la tuvieran.
Así que me pareció necesario pedirles a estos hermanos que se adelantaran a visitarlos. Ellos les ayudarán con los preparativos que faltan para recolectar esa generosa ofrenda que ustedes habían prometido. Eso hará que su ofrenda se vea como un acto de generosidad, y nadie dirá que son tacaños.