Y, si vino con gloria lo que ya se estaba apagando, ¡cuánto mayor será la gloria de lo que permanece para siempre!
Al llamar «nuevo» a ese pacto, ha declarado anticuado al anterior; y lo que se vuelve viejo y anticuado está a punto de desaparecer.
Por esto, ya que por la misericordia de Dios se nos permite servirle, no nos desanimamos.
En efecto, lo que fue glorioso ya no lo es si se le compara con esta extraordinaria gloria.
Así que, como estamos seguros de todo esto, actuamos con plena confianza.