Pues Cristo no me envió a bautizar, sino a predicar el mensaje de la buena noticia. Eso hago sin discursos de sabiduría humana, para que lo que Cristo hizo en la cruz no perdiera su poder.
Yo, Pablo, por la ternura y la bondad de Cristo, les hago un ruego. Algunos dicen que soy tímido cuando me encuentro cara a cara con ustedes, pero muy valiente cuando estoy lejos.
Dios es sabio, y por eso no quiso que el mundo lo conociera mediante la sabiduría humana. En cambio, decidió salvar a los que creen, por medio de la predicación de un mensaje que parece locura.
¡Confieso con vergüenza que hemos sido demasiado suaves con ustedes! Si alguien se atreve a sentirse orgulloso, también yo me atrevo a hacerlo, aunque sea una locura decirlo.
Ya que están exigiendo una prueba de que Cristo habla por medio de mí, se la voy a dar. Cristo no es débil en su trato con ustedes, sino que les muestra su poder.