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Referencias Cruzadas

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2 Corintios 1:12

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Para nosotros, es motivo de satisfacción el saber que no hemos hecho nada malo. Nos hemos comportado en el mundo, y especialmente entre ustedes, con la honestidad y sinceridad que vienen de Dios. Y lo hemos logrado gracias al amor inmerecido de Dios, y no gracias a nuestra sabiduría humana.

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40 Referencias Cruzadas  

Esto es precisamente de lo que hablamos, no con las palabras que enseña la sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu. Explicamos las verdades espirituales con palabras que nos da el Espíritu.

A diferencia de muchos, nosotros no somos de los que ven el anuncio del mensaje de Dios como un negocio. Más bien, hablamos con honestidad, con la autoridad que Cristo nos da. Dios es testigo, porque él nos envió a anunciar el mensaje.

Dios y ustedes me son testigos de que nos comportamos de manera correcta y justa con ustedes los creyentes. Ninguno nos puede acusar de algo malo.

El agua simboliza el bautismo que ahora los salva también a ustedes. El bautismo no consiste en la limpieza del cuerpo, sino en comprometerse ante Dios en tener una conciencia limpia. Esta salvación es posible por la resurrección de Jesucristo.

Oren por nosotros. Estamos seguros de tener la conciencia limpia y queremos portarnos bien en todo.

No les estoy dando órdenes. Lo que quiero es probar la sinceridad de su amor en comparación con la dedicación de los demás.

No hacemos nada a escondidas, y por eso no sentimos vergüenza de nada. Anunciamos el mensaje de Dios sin cambiarlo en nada y a nadie engañamos. Al contrario, predicamos la verdad con claridad, y por eso la gente confía en nosotros. Dios es testigo de todo esto.

Pero soy apóstol gracias al amor de Dios, aunque no merezco ese amor. Ese amor por mí ha dado resultados, pues he trabajado con más fuerza que los demás apóstoles. Sin embargo, reconozco que no soy yo quien lo ha logrado. Ha sido obra de Dios, quien me ha amado sin yo merecerlo.

Por eso siempre trato de mantener limpia mi conciencia delante de Dios y de la gente.

Pablo se quedó mirando fijamente al tribunal y dijo: ―Amigos israelitas, hasta hoy yo he actuado delante de Dios con toda buena conciencia.

Pero háganlo con humildad y respeto, manteniendo la conciencia limpia. Así, los que hablan mal de ustedes que creen en Cristo se avergonzarán de las mentiras que han dicho en su contra.

Debes hacer esto para que todos amen con un corazón sincero. Que su amor sea el resultado de una conciencia tranquila y de una fe honesta.

Al tener conocimiento y sabiduría podrán elegir lo que es mejor. Y así, cuando Cristo vuelva, los encontrará limpios de pecado y de culpa.

Manténganse firmes, usen la verdad como un cinturón, y protejan su pecho con la coraza de la justicia.

Todos deben examinar su propia conducta y, si tienen algo de qué sentirse orgullosos, está bien, pero no se comparen con nadie.

Pero tengo miedo de que la serpiente con su astucia los engañe, así como engañó a Eva. Temo que ustedes cambien de idea y rompan su compromiso puro y sincero con Cristo.

Esta decisión no la tomé sin pensarlo bien. Cuando hago mis planes no los hago como los hacen en el mundo. Cuando digo «sí» es sí, y cuando digo «no», es no.

Celebremos nuestra salvación sacando de entre nosotros el pecado de la malicia y la maldad. Celebremos con una vida sincera y honesta.

Sin embargo, aunque mi conciencia no me acusa, no por eso soy inocente. El que me juzga es el Señor.

Cristo es testigo de que digo la verdad. El Espíritu Santo guía mi conciencia, y por eso sé que no miento.

Pero en realidad él nos da mucho más amor, aunque no lo merezcamos. Por eso dice la Escritura: «Dios se opone a los orgullosos, pero trata con amor a los humildes».

Si tú te portas bien, les darás ejemplo en todo. Cuando enseñes, hazlo con honestidad y seriedad.

Pues Cristo no me envió a bautizar, sino a predicar el mensaje de la buena noticia. Eso hago sin discursos de sabiduría humana, para que lo que Cristo hizo en la cruz no perdiera su poder.

A unos Dios les da, por medio del Espíritu, capacidad para hablar con sabiduría. A otros, por medio del mismo Espíritu, les da un mensaje con un conocimiento especial.




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