pues, aunque el ejercicio físico trae algún provecho, amar a Dios es mejor. Pues quien ama a Dios ve cumplidas las promesas de Dios en esta vida presente, y también en la vida eterna.
―Y nosotros, ¿qué debemos hacer? —le preguntaron unos soldados. Y les dijo: ―No exijan dinero a cambio de favores, ni hagan denuncias falsas. Más bien confórmense con lo que les pagan.
Los sufrimientos que ahora tenemos son pequeños y no durarán mucho. Pero esas dificultades nos darán una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento.
»¡Tengan cuidado! —dijo a la gente—. Cuídense de todo deseo por tener siempre más, porque la vida de una persona no depende de la abundancia de sus bienes».