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Referencias Cruzadas

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1 Timoteo 6:2

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Los que tienen amos creyentes no deben faltarles al respeto por ser hermanos en la fe. Al contrario, deben servirles todavía mejor, porque sus servicios ayudan a creyentes y hermanos en la fe que son queridos. Esto es lo que debes enseñar y recomendar.

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31 Referencias Cruzadas  

Amos, denle a sus esclavos lo que es justo y trátenlos con honestidad. Recuerden que ustedes también tienen un Amo en el cielo, que es Cristo.

Enseña estas cosas y pide que las obedezcan.

De la misma manera, estos malvados de quienes les hablo dicen tener sueños especiales y que eso les da permiso para pecar con su cuerpo. Además, desprecian la autoridad de Dios y maldicen a los seres celestiales.

Esto les espera especialmente a los que siguen sus deseos de pecar y desprecian la autoridad del Señor. ¡No son sino unos atrevidos y orgullosos! No tienen temor de insultar a los seres celestiales.

Tengo algo que decirles a los líderes de ustedes. Lo digo yo, que también soy uno de los líderes de la iglesia. Además, soy testigo de los sufrimientos de Cristo y, cuando él nos muestre toda su gloria, yo tendré mi parte. Esto es lo que les ruego:

Hemos llegado a tener parte con Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin la confianza que tuvimos al principio.

Hermanos en la fe, Dios los ha llamado a ustedes para que formen parte de su pueblo santo. Por eso, pongan su atención en Jesús, a quien reconocemos como apóstol y sumo sacerdote.

Este mensaje es digno de confianza, y quiero que lo enseñes una y otra vez, para que los que han creído en Dios se esfuercen en hacer lo bueno. Esto es excelente y provechoso para todos.

Esto es lo que debes enseñar. Aconseja y reprende con toda autoridad. Que nadie te menosprecie.

Tú, en cambio, predica lo que está de acuerdo con la verdadera enseñanza.

No regañes con dureza al anciano, sino aconséjalo como si fuera tu padre. Trata a los jóvenes como a hermanos;

Hermanos en la fe, siempre debemos dar gracias a Dios por ustedes. Y es justo hacerlo, porque su fe en Dios es cada vez más grande, y el amor que demuestran hacia otros sigue siendo mucho.

Damos gracias porque hemos recibido noticias de su fe en Cristo Jesús y del amor que tienen por todos los creyentes.

Esta carta va dirigida a los creyentes y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas. Le pido a Dios nuestro Padre que les permita gozar de su inmerecido amor y les dé paz.

Según ese plan, los no judíos, junto con Israel, tienen el derecho de recibir las ricas bendiciones de Dios. Son parte de un mismo pueblo y participan de las promesas de Dios. Todo eso, gracias a Cristo Jesús y por aceptar el mensaje de la buena noticia.

Me he enterado de la fe que tienen en el Señor Jesús y del amor que demuestran por todos los creyentes. Y, desde entonces,

Los saluda Pablo. Soy apóstol de Cristo Jesús porque Dios así lo quiso. Esta carta va dirigida a los creyentes que están en Éfeso y que siguen confiando en Cristo Jesús.

Gracias a lo que Cristo Jesús hizo por nosotros, ya no importa si estamos o no circuncidados. Lo que importa es creer en Cristo y que esa fe nos lleve a amar a los demás.

Israel es como un árbol de olivo, y es verdad que algunas de sus ramas fueron cortadas. Ustedes, los no judíos, son como ramas de otro árbol. Son de un olivo silvestre, pero han sido injertados en el árbol que es Israel. Ahora la savia nutritiva de la raíz del olivo corre en ustedes, es decir, ahora tienen vida.

Pues Dios ya sabía desde un principio a quienes iba a elegir para ser transformados en personas semejantes a su Hijo. Por eso su Hijo es el mayor de muchos hermanos.

El Rey les responderá: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el menos importante, lo hicieron por mí”.

»Pero no permitan que a ustedes se les llame “Maestro”, porque tienen un solo Maestro y todos ustedes son hermanos.

»Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. Ustedes no pueden servir a la vez a Dios y a las riquezas.

Cierto día, se habían reunido como ciento veinte creyentes. Entonces Pedro se puso de pie en medio de ellos, y les dijo:




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