Los pecados de algunos se ven con claridad aun antes de ser juzgados, mientras que los pecados de otros se descubren después.
pues Demas me ha abandonado y se ha ido a Tesalónica. Se fue porque ama las cosas de este mundo. Crescente se ha ido a Galacia y Tito, a Dalmacia.
Al ver Simón que al poner las manos los apóstoles impartían el Espíritu Santo, les ofreció dinero.
Alguien podría decir: «Si mi mentira hace la verdad de Dios más clara y así aumenta su gloria, ¿por qué todavía se me juzga como pecador?
Entonces oí una voz del cielo que decía: «Escribe: Dichosos los que de ahora en adelante mueren siendo fieles al Señor». «Sí —dice el Espíritu—, ellos descansarán de su duro trabajo, pues Dios ha visto todo el bien que hacen».