Aunque esos enemigos salieron de entre nosotros, en realidad no eran de los nuestros; si lo hubieran sido, se habrían quedado con nosotros. Su salida sirvió para comprobar que ninguno de ellos era de los nuestros.
Así fue expulsado del cielo el gran dragón, es decir, esa serpiente antigua que se llama Diablo y Satanás, y que engaña al mundo entero. El dragón y sus ángeles fueron lanzados a la tierra.
En todas sus cartas se refiere a estos mismos temas. Hay en ellas algunos puntos difíciles de entender. Los ignorantes y los débiles en la fe no entienden esto correctamente y lo enseñan mal. Lo mismo hacen con las demás Escrituras, pero serán castigados por eso.